Entre el murmullo del mar, el silbido suave del viento y un aire auténtico de pueblo pesquero, La Salemera es uno de esos rincones del sureste de La Palma donde desconectar parece inevitable. Situada en el municipio de Mazo, esta pequeña localidad con calas de arena negra y guijarros guarda intacta la esencia sencilla y tranquila de la isla. Aquí no hay prisas, solo calma.

¿Por qué visitar La Salemera?
- Silencio y autenticidad: lo primero que notarás al llegar es la paz. Solo el sonido del mar, las barquitas de pescadores varadas sobre la arena y unas sombrillas de madera que invitan a sentarse y relajarse.
- Aire marinero: los pescadores locales siguen llegando con sus capturas, que luego puedes degustar en el acogedor kiosco frente a la playa. Una experiencia genuina si quieres comer pescado fresco de la isla.
- Para toda la familia: además de la playa principal, hay un pequeño charco donde los niños pueden chapotear seguros y una segunda cala más apartada, ideal para quienes buscan aún más tranquilidad.
- Actividades acuáticas: snorkel y buceo son habituales aquí gracias a sus aguas claras y poco profundas.
- Caminatas junto al mar: una sencilla ruta costera te permite pasear disfrutando de espectaculares vistas al Atlántico y sentir la brisa cargada de sal.

Servicios e instalaciones
Detalle | Información |
---|---|
Playa | Cala de arena negra y guijarros |
Ambiente | Pueblo pesquero, auténtico y tranquilo |
Servicios | Sombrillas de madera, kiosco, pequeños charcos |
Actividades | Snorkel, buceo, pesca, caminatas |
Entorno | Semiurbano, rodeado de viviendas y mar abierto |
Acceso | En coche desde Mazo |
Aparcamiento | Espacio habilitado junto a la playa |
Cómo llegar a La Salemera
Para llegar en coche, basta con tomar la carretera LP-2 hacia el sur desde Mazo. Tras pasar San Simón, desvíate en la LP-217, que te llevará directamente a esta joya costera de La Palma. La carretera acaba prácticamente al pie de la playa, donde encontrarás sitio para aparcar fácilmente.

Consejos útiles para tu visita
- La playa suele ser tranquila y poco concurrida, perfecta para quienes buscan silencio y desconexión.
- La arena puede estar caliente al mediodía, lleva toalla y calzado adecuado.
- El viento alisio sopla con frecuencia, así que si eres friolero, lleva una chaqueta ligera fuera del verano.
- Si quieres comer pescado fresco en el kiosco, llega temprano los fines de semana: las mesas suelen llenarse.
- Para hacer snorkel, no olvides escarpines: las rocas son resbaladizas.
- Si viajas con niños, el pequeño charco junto a la playa es más seguro para ellos que la zona de oleaje.
- Explora un poco más: caminando unos metros hacia el sur, completamente al lado opuesto del faro, encontrarás otra pequeña cala escondida y tranquila, más resguardada del oleaje y perfecta para relajarse.
