Entre la densa y mágica laurisilva del norte de La Palma, se alza el Mirador Espigón Atravesado, un espectacular balcón natural desde el que contemplar la inmensidad verde del Bosque de Los Tilos. La subida es un pequeño reto, pero la recompensa es inmensa: un panorama de 360 grados sobre un bosque primigenio que parece sacado de un cuento, con la humedad en el aire, el canto de los pájaros y la fragancia de la vegetación envolviéndolo todo.

Detalles esenciales
Elemento | Detalle |
---|---|
Altitud aproximada | 800 m aprox. |
Acceso | Sendero señalizado que empieza a lado del panel informativo de madera |
Distancia total | 5 km (ida y vuelta) |
Desnivel | Elevado, con escaleras finales |
Aparcamiento | Aparcamientos en las cercanías y en el Centro de Visitantes de Los Tilos |
Ideal para | Senderismo fácil, fotografía, naturaleza, vistas del bosque |
Vistas y paisajes destacados
El Mirador Espigón Atravesado es la culminación de una bonita caminata por el interior de un bosque de laurisilva, Patrimonio de la Humanidad.
Al llegar, tras subir los últimos peldaños flanqueados por barandillas de madera, el sendero se estrecha para convertirse en un auténtico espigón natural que se adentra en el barranco.
Desde aquí, la vista es simplemente inolvidable: un mar de verdes en todas sus tonalidades, cubriendo las laderas del Barranco del Agua, con la niebla y la luz filtrándose entre las copas de los árboles. En días despejados, la sensación de inmersión en la naturaleza es total, con la espesura del bosque a tus pies y el murmullo del agua escondida en lo profundo del barranco.
Aunque el mirador es seguro, su ubicación y la estrechez del espigón pueden impresionar a quienes tienen vértigo. Pero si logras dar ese último paso hacia la cima, la panorámica recompensa con creces el esfuerzo.

La ruta hasta el mirador
El camino comienza a lado del panel informativo de madera ubicado en la carretera llegando a Los Tilos.
Sigue las indicaciones hacia el Mirador Espigón Atravesado y las Nacientes de Marcos y Cordero.
El sendero asciende poco a poco entre muros de piedra volcánica, cubierto de hojas y envuelto en una humedad fresca y agradable. La pendiente se intensifica a medida que te adentras en la espesura del bosque, serpenteando entre enormes helechos, laureles, barbusanos y fayas.
Al final, un cartel señala claramente el inicio de las escaleras que suben al espigón, recordando también que hay cobertura móvil disponible en caso de emergencia.
