El pino canario es mucho más que un árbol. Es el símbolo natural de La Palma, junto con la graja, y una de las especies más emblemáticas de Canarias. Su silueta alta, su color verde intenso y su increíble resistencia lo convierten en un verdadero guardián de los paisajes isleños.

Endémico del archipiélago, el Pinus canariensis puede superar los 40 metros de altura, aunque lo habitual es encontrar ejemplares de entre 15 y 25 metros. Algunos árboles excepcionales han alcanzado hasta 60 metros, un récord que demuestra su fortaleza y capacidad de adaptación.
Su corteza, gruesa y rugosa, cambia de color con el paso del tiempo, pasando del pardo claro al rojizo oscuro. Esta capa espesa protege al árbol del calor extremo y del fuego, una característica única en el mundo vegetal
Ficha técnica
| Nombre común | Pino canario |
|---|---|
| Nombre científico | Pinus canariensis |
| Familia | Pinaceae |
| Altura media | 15–25 m (máx. 60 m) |
| Distribución | Endémico de Canarias (La Palma, Tenerife, Gran Canaria, El Hierro) |
| Hábitat | Zonas altas (400–2.000 m) |
| Símbolo natural | De la isla de La Palma |
| Usos tradicionales | Madera, resina, pinocha, piñones |
| Resistencia | Al fuego y a las erupciones volcánicas |
| Protección | Especie protegida en Canarias |
El alma verde de los pinares canarios
Casi el 60 % de la superficie forestal de Canarias está ocupada por pinares, siendo el pino canario su especie dominante.
En La Palma, se encuentra principalmente en las zonas altas, entre los 400 y 2.000 metros de altitud, cubriendo las laderas volcánicas de Cumbre Vieja y Cumbre Nueva.
Sus hojas, largas y finas, se agrupan de tres en tres y pueden alcanzar los 30 centímetros. Gracias a su forma y flexibilidad, captan la humedad del aire, ayudando a mantener el equilibrio hídrico del suelo incluso en épocas secas.
Los pinares no solo definen el paisaje, también protegen el terreno frente a la erosión, regulan el agua subterránea y dan refugio a aves, insectos y pequeños mamíferos.
El pino canario: un superviviente del fuego y los volcanes
Pocas especies en el mundo muestran tanta resiliencia natural. El pino canario posee una corteza ignífuga y una asombrosa capacidad de rebrote tras incendios o erupciones volcánicas.
Tras la erupción del volcán Tajogaite en 2021, muchos de los pinares afectados comenzaron a reverdecer solo meses después, simbolizando la fuerza vital de la isla. Este fenómeno asombró a biólogos y visitantes, consolidando al pino canario como símbolo de esperanza y regeneración.
Su papel ecológico es esencial: sus raíces profundas estabilizan el suelo, y sus bosques ayudan a regenerar zonas afectadas por fuego o lava, asegurando el futuro de los ecosistemas palmeros.
Historia, usos y legado
- Desde tiempos aborígenes, el pino canario ha estado ligado a la vida cotidiana del archipiélago.
- Su madera, conocida como tea, se usaba para construir viviendas, herramientas, barcos y muebles.
- La resina servía para encender hogueras o fabricar brea.
- Las hojas secas (pinocha) se empleaban como aislante, relleno o cama para animales.
- Los piñones eran un complemento alimenticio en la dieta de los antiguos pobladores.
- El abuso histórico de la tala redujo los grandes pinares, pero gracias a programas de reforestación y conservación, hoy vuelven a expandirse en La Palma y el resto de las islas.





